miércoles, 27 de agosto de 2014

En la columna de la archiduquesa...

De la Velada Pasada

Mis queridos súbditos, la velada pasada nos divertimos mucho, mi adorable tía y yo hablamos de la historia de la medicina, situación verdaderamente interesante para nosotras ya que no fue hace mucho tiempo que tuvimos nuestro primer acercamiento con la medicina moderna.

Un día,  una de nuestras sirvientas nos pidió permiso para llegar a trabajar un poco más tarde por que iría al seguro social. Como nosotras no somos malvadas como la lady chiles, le permitimos llegar tarde, sin antes preguntar qué era lo que iba a hacer. Ruborizada nos dijo que iría "a lo  del Papa Nicolás", emocionadas nosotras decidimos acompañarla. Qué emoción, veríamos las reliquias de ese santo padre fundador de varios de los preceptos más importantes de nuestra santa Iglesia Católica.

Al llegar a las 5 de la mañana, hicimos una enorme fila, por la que supusimos mi tía y yo que serían unas reliquias bastante milagrosas, ya que en la fila estaban  puros tosientos famélicos. Ya por fin a las 7 pudimos pasar y nos recibió una mujer de cara muy larga pero temperamento muy corto,  quien nos exigió nuestra carnet. Después de mirarnos muy  pero muy feo, nos dijo que la carnet era un librito en el cual te escribían tus visitas. Tuvimos que hacer otra cola enorme para sacar la carnet y esperar mucho mas tiempo ya que nuestros ilustrísimos nombres no cabían en el librito en cuestión.

Yo como dije que aún sigo siendo virgen, no me permitieron pasar a ver las Reliquias del Papa Nicolás. al contrario me mandaron a una fila de asientos muy modernos por cierto, que parece como si les faltaran las posaderas, pero ahí estaban las señoras muy celosas de sus lugares, medio sentadas, quienes no dejaban de verme sorprendidas...

La tía se pavoenaba delante de mi, jactándose de que ella si podría ver las reliquias del Papa Nicolás y por fin pasó... Minutos después la tía salió enojadísima de que el galeno le había toqueteado sus partes pudendas con el engaño de ver las reliquias del Papa Nicolás! Pero mi querida e ilustre tía había matado al pobre galeno de un susto (y unos bastonazos), normal en ella...

Salimos muy desconcertadas pues no eran las reliquias del Papa Nicolás, sino el papanicolau, una examinación médica moderna, que espanto. Una buena mujer al vernos tan alteradas nos dijo que una torta de tamal verde con un champurrado nos calmarían, nos llevo con doña chona la de la esquina y así llegamos a palacio muy contentas con nuestra torta, gracias a Dios a la tía ya se le había pasado el susto.

Esta fue una de las anécdotas que contamos el sábado pasado, entre otras cosas por supuesto... los aprecia, su Excelencia Ilustrísima, la archiduquesa del Valle. 

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