martes, 24 de junio de 2014

De la columna de Bárbara la Archiuquesa

Disertaciones sobre los festejos del futbol en México



A lo largo de estos días he sido testigo de algo que en nuestra época virreinal solamente podría ser comparado con la entrada de un nuevo virrey o la ceremonia de canonización de San Felipe de Jesús. Me refiero a los partidos de futbol un divertido ejercicio en modalidad de torneo que además tiene la belleza curiosa de unificar castas.

Pero vi con gran asombro que todos mis empleados del servicio abarrotaban la cocina mirando el "partido" de la misma manera que mis contadores y algunos artistas a mi servicio. Fui testigo del desprecio de algunas amistades para con el deporte, asunto que me tomó por sorpresa al enterarme que el actual régimen del virrey Peña y Nieto lo usa para distraer a la plebs de las noticias importantes para el devenir de éste virreinato.

No me sorprende que existan métodos por los cuáles el régimen se valga para generar distracción, los ha habido desde que el hombre conformó sus primeras sociedades a las rivieras del Tigris y del Éufrates; no obstante es de vital importancia detenerse en el uso de éstos métodos dentro de una sociedad que se dice tan avanzada y conformada como lo es la mexicana.

Desde mi escritorio, quiero dejar en claro al ilustre lector, que mi archiducal persona no tiene nada en contra de las manifestaciones olímpicas de las artes del cuerpo y no pienso que el futbol sea un artilugio del despiste, el arte del deporte es antiguo, al igual que la política. Pienso con toda sinceridad que el futbol fue transformado en un brilloso crisol que distrae las miradas de la plebs, no pienso que naciera como tal.


Por ende no creo que sea correcto acusar el sentido más deportivo  con el cual se generan pasiones y se dan arrebatos de lucha entre las nuevas naciones, éste en lo particular, creo que es un instinto tan puramente humano que sería ofensivo negarlo y por ende sería inválido recriminar la emoción de todos aquellos que lo disfrutan.


Pero creo que la sociedad actual se ha vuelto más inepta en su actuar. Expongo mis argumentos a continuación. Si el futbol es criticado por una parte de la sociedad que afirma que éste es una herramienta del despiste, ¿Por qué no se comienza a denotar entre la sociedad el tinte político que tiene el deporte? ¿Qué hace falta para que abiertamente se recrimine, no al deporte, sino a los que lo ordenan? De esta manera se comenzaría a ver diferente el deporte en cuestión  y los ciudadanos que gustan de él no serían vistos como menores en una escala intelectual. Pienso que sería más sencillo esclacerer el método y la finalidad de ésta situación.


Mi segunda premisa se refiere a los argumentos de la nocividad del deporte. Si la clase intelectual se queja de la falta de información del vulgo y su apabullamiento por el futbol, ¿Por qué ésta clase no se dedica a instruir a los de abajo en las realidades que suceden mientras está la pelota rodando en todas las cadenas televisivas? Si ésta clase se ufana de ser conocedora de la verdad ¿No es acaso igual de incivilizado no generar la conciencia compartida a partir de la propia? Es decir, si yo poseo una verdad, la cual creo que puede hacer una diferencia, me sirve más tenerla conmigo o compartirla. Y se que en este momento varios de los insignes lectores dirán que el enorme cíclope de la educación gubernamental impide la libertad del rebaño, pero ¿Acaso no Ulises dirigiendo a su tripulación pudo hacer que éstos escaparan debajo del rebaño del cíclope Polifemo? Tenerle miedo al monstruo es acrecentarlo. La sociedad está formada en la base de la oralidad, entonces no sería un deber civil compartir una verdad con los demás de abajo, y acaso no puede ser de una manera oral, explicada y amena, sin mascarones de la institucionalidad y por ende, sin generar miedo entre los más ignorantes.


Los que menos tienen anhelan tener más, aunque sea un poco más. Una hogaza de pan y un reconocimiento son buenos para ellos, personas que por el designio divino están en esta condición de ignominia, inmersos en una vida desdichada que generaron sus antepasados y el régimen. Ustedes que viven en una democracia no deben reprenderlos por la ignorancia, ni mucho menos burlarse de sus condiciones culturales, no deberían de hacerlos a un lado por sus gustos ni ofenderlos con la burla de su afición, son un pueblo que tiene que desplazarse horas para llegar a su trabajo, son los que viven con hambre, sed, suciedad y miedo, son a los que quiere la cabeza de la democracia priísta. Si ustedes los educan podrían comenzar una semilla de conciencia, misma que no han tenido sus familias por generaciones.

Cuando el hombre deja de tener hambre piensa y después crea. Pero primero tiene que satisfacer sus necesidades primarias. Cuando el pueblo tiene hambre se escapan por el umbral de la faramalla mientras sus diputados aprueban una ley que hace que las tierras sean compradas por extranjeros y que los antiguos dueños se vuelvan empleados y servidumbre de las que fueron sus tierras. Si dentro de la misma sociedad la gente pudiera disfrutar de un evento deportivo al mismo tiempo de quejarse y exigir sus derechos, el régimen no podría utilizar ningún artefacto para ocultar sus valagardeces y así como la gente sale a festejar una victoria deportiva, saldrían ciudadanos a quejarse de lo que mal hace el gobierno con el poder conferido por el pueblo, entonces los mexicanos tendrían qué comer y dónde dormir seguros.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario