domingo, 5 de octubre de 2014

Domigno de leyendas con las Meninas Novohispanas!

La llorona...

Hoy mis queridos sobrinos plebeyos tengo el gusto de contarles la leyenda de la Llorona para que entiendan lo que les puede pasar si siguen  haciendo cosas malas a altas horas de la noche, es mucho más efectiva que el alcoholímetro. Esta es una de las más famosas historias que se han contado en la Ciudad de México desde los primeros años de la conquista española, muchas vertientes existen del origen de la tragedia y de cómo es que una mujer se volvió un espíritu fantasmagórico.

Las primeras menciones se remontan al siglo XVI, los primeros habitantes de la ciudad comenzaron a guarecerse en sus hogares antes de la hora de la queda, el motivo era que una mujer de blanco se aparecía en el atrio de la primera catedral y deambulaba por las calles de la ciudad. Sin embargo existe otra leyenda anterior de tiempos mexicas. Fray Bernardino de Sahagún cuenta que existía un espíritu llamado Cihuacolt que se aparecía para llorar las penas futuras que sus hijos mexicas tendrían en la conquista.

Ya entrado el virreinato se originó el chisme de que la Llorona no era otra que doña Marina, la Malinche quien regresaba del otro mundo para llorar la traición que le hizo a su pueblo. Pero a lo largo de los siglos la historia se fue desvirtuando, y entonces ya se trataba de una mujer viuda que regresaba del otro mundo por el dolor de abandonas a sus hijos; de una madre asesina; de una novia difunta que lloraba la pena de no poder casarse. Lo que sí se, es que a esa pobre mujer le fue como en feria con los hombres y por eso les guarda un rencor que solo saben Dios y el mismísimo demonio.  Pero ella es buena y cumple con una función primordial: atraer a los hombres malvados de corazón y  arrastrarlos a las puertas del infierno como castigo.

Así que si son hombres malos, no se vayan de juerga en la noche, se los recomiendo... los quiere su tía Cecilia! 


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