miércoles, 8 de octubre de 2014

En la columna de la tía Cecilia

Las Casas Viejas de Cortés

Es de pocos conocido el número de hazañas tan loables que tuvo don Hernando de Cortés, el conquistador y conocedor del arte de la guerra. Aunque muchos de ustedes lo desconozcan, mi familia los Matzicatzin, después de conquistado el imperio mexica, tuvieron sus mercedes gracias al señor Cortés, por esa razón quiero exaltar algunas de sus obras más significativas y en esta ocasión les hablaré del primer palacio que tomó para su servicio: las Casas Viejas.

Cuando Cortés llegó a la ciudad de Tenochtitlán, fue hospedado por el emperador Moctezuma en el palacio conocido como de Axayácatl mismo que se encontraba en el extremo poniente del gran centro ceremonial prehispánico. El palacio de Axayácatl comprendía el territorio circunscrito por la calzada de Tacuba al norte, 5 de Mayo al sur, Monte de Piedad al oriente y Palma al poniente. Como podrán notar (si sus conocimientos geográficos son básicos) la extensión del palacio era muy amplia.

Ahí fue hospedado Cortés con sus ejércitos y él mismo le solicitó al emperador Moctezuma el permiso para la construcción de una capilla, la primera en tierras del Anáhuac. Cuándo Cortés puso fin a la hegemonía mexica, adoptó el palacio de Axayácatl como sede de sus dependencias, talleres, caballerizas y resguardo del ejército, por esra razón mandó amurallar el palacio transformándolo en uno nuevo con cuatro torres en las esquinas y totalmente almenado. Le llamó entonces, las Casas Viejas. 

Muchos de los soldados de Cortés acusaron al extremeño de construir las Casas Viejas de tal manera que "más que una fortaleza parecía ciudad", y es natural pensarlo así, sin embargo Cortés necesitaba tener dentro de ese edificio a todo su ejército y mantenerlo de forma segura ante las amenazas de una sublevación por parte de los mexicas sobrevivientes a la caída de Tenochtitlán aquel 13 de agosto de 1521.

El edificio incluso fue rentado para el primer virrey que tuvieron estas tierras, ahí se concentraba todo el poder: el cabildo, el virrey, la real audiencia, el ayuntamiento y la capilla principal. A partir de 1530 los poderes ya se habían descentralizado y la primera catedral ya se encontraba edificada así como los edificios correspondientes para el cabildo de la ciudad.

Pronto las Casas Viejas dejaron de tener el peso político y social del principio, y con la construcción de la segunda catedral y la compra del Palacio Virreinal (del cual mi oleosa sobrina archiduquesa les hablará la siguiente semana) el poder de las Casas Viejas quedó relegado. El edificio fue comprado por el conde de Regla y fue remodelado y segmentado para convertirse en el Monte de Piedad y los edificios aledaños. 

Así que cuando visiten el Monte de Piedad tengan la conciencia de que durante los primeros años de la Ciudad de México, residió ahí todo el poderío virreinal. Los quiere su adorada tía Cecilia Matzicatzin.

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