domingo, 26 de octubre de 2014

Domingo de Leyendas con las Meninas Novohispanas...

El aparecido. Por Alma María Huitronovich.

Muy buen día mis queridos amigos plebeyos,  hoy me toca contarles una leyenda llena de misterio, que acaeció en 1559, en tiempos muy tempranos de la colonia, es la historia de la primera teletransportación novohispana.

Resulta que en el lejano reino de las islas Filipinas, en Manila para ser exacta, existía un gobernador de apellido Gómez Pérez Desmariñas, quien era ágil en su arte y al mismo tiempo muy entrado en discusiones con el Obispo Salazar, obispo de las dichas islas. Un día a Desmariñas le llegó de regalo del emperador de Camboya unos elefantes.  El motivo era pedir ayuda, ya que el imperio de Sian le había declarado guerra. Desmariñas acepto ayudar y fue ahí cuando la cosa se puso fea.

Un día zarpó un barco con el gobernador Desmariñas para auxilio de los camboyanos. Los remeros de la nave eran más de 250 chinos que al ser reprendidos por una irresponsabilidad en la navegación por Desmariñas, de noche  atacaron a la tripilación  y todos, incluído el gobernador fueron decapitados y sus cadáveres aventados al mar.  La noticia llegó rápidamente a Manila en donde todos vieron con asombro que el cuadro del Capitán Desmariñas, colgado en la regencia de la capitanía, amaneció rasgado y la pared donde estaba colocado, estaba cuarteada. 

¡Cosa de brujería! Dijeron los pobladores ya que suceso extraños, como de magia negra comenzaron a suceder en la ciudad de Manila. La cereza en el pastel fue que una noche un soldado que estaba haciendo guardia en el fuerte de Manila, por la mañana apareció en la plaza mayor de la Ciudad de México con la misma actitud que un extranjero en el transborde de Balderas a las 3 pm, no conocía nada, a nadie, preguntaba en dónde estaba y sus uniformes resaltaban, ya que eran de la capitanía de Manila, no de la Nueva España.

La inquisición lo apresó y él contó que la noche anterior se hallaba en su puesto de trabajo, al cerrar y abrir los ojos ya estaba caminando en la plaza mayor de esta ciudad. El tribunal le envió de vuelta a Manila, pero esta vez despacito, por la vía larga, sin nada de brujerías. 

Ojalá pudiéramos descubrir qué pasó con este hombre, tal vez así pudiéramos resolver grandes misterios de la humanidad como en dónde cayó el avión de Malassia o si en verdad ganó el Peje, grandes incógnitas...

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