miércoles, 22 de octubre de 2014

En la columna de la tia Cecilia...

Los Conventos de Monjas.

Muy buen día queridos sobrinos plebeyos, hoy estoy que salto de regocijo porque muchas de mis nuevas amigas plebeyas fanseses me han pedido que les cuente algo sobre la vida monjil en la Nueva España. Así pues, cual catequista de iglesia, cual eremita de la religión, cual evangelizadora de la buena fe, hoy les cuento algo sobre los conventos de monjas de esta Ciudad de México.

Los conventos de monjas fueron muy importantes en la vida social de las ciudades del virreinato novohispano. Tenían varias funciones primordiales: dar una alternativa de vida santa y resguardada por la iglesia, generar lo que ustedes conocen como pequeñas y medianas empresas y ser el oasis en la vida de muchas mujeres.

Los conventos de monjas tuvieron gran popularidad en la ciudad desde el siglo XVI, siendo el primero el de las monjas Concepcionistas de Cuepopan. ¡Ay que belleza era un convento de monjas ricas! Tenían sus patios, sus huertas, sus capillas y por supuesto sus iglesias que por ventura del cielo eran todas lindas y preciosas. Cuando ustedes vean una iglesia con dos portadas a la calle sabrán entonces que se trataba de una iglesia de convento de monjas. Esta bella disposición de portadas daba un aire de simetría y armonía a los templos.

Dentro de un convento también estaban las habitaciones de las monjas, que muchas veces eran pequeñas casas; se encontraban las fuentes y el refectorio, habitación de gran tamaño para comer en comunidad con las demás religiosas y el locutorio, habitación especial para poder recibir visitas. No les cuento más porque planeo hacer una capsulita en el youtube para todos ustedes! O de plano un día llevármelos a un convento.

Les quiere con ademán monjil, su tía Cecilia...

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