domingo, 14 de septiembre de 2014

Domingo de leyendas de las Meninas Novohispanas

La caballa... (Tacubaya)

Muy delicioso domingo de descanso mis queridos sobrinos plebeyos, hoy yo, su tía adorada, la tía Cecilia les contaré una leyenda muy hermosa y didáctica, porque me parece que cada día las buenas costumbres y  las mejores maneras, están siendo abandonadas y me da tristeza, me pesa... 

Por eso mismo les contaré la leyenda de una bella dama que vivía en Tacubaya en el siglo XVII y por una pasión desenfrenada y la traición de su amado murió aplastada por los caballos de un carruaje en la oscuridad de la noche. La historia de su vida no es relevante, la de su muerte es la que se convirtió en leyenda.

Por el pueblo de Tacubaya, por esos caminos que conectaban ese lejano pueblo con la Ciudad de México, desde siempre hubo muchos tugurios de la mala muerte, casas de mancebía y de perdición, a los que los hombres ligeros e irrespetuosos del temor de Dios gustaban ir para saciar sus más bajos sentimientos de concupiscencia.  Los caballeros salían ya muy ebrios de los tugurios estos y entonces el terror se desataba pasando la media noche.

Varios caballeros fueron presa de una bella dama que en el camino se aparecía, siempre de espaldas, se contoneaba ligeramente al caminar  por la calle, sola, solita como la una; y ellos calenturientos y pecaminosos, se le acercaban para preguntarle si necesitaba compañía. La jovencita se detenía, no contestaba y avanzaba de nuevo; ellos, la seguían. Esto se repetía en varias ocasiones hasta que sin darse cuenta ya estaban fuera del camino, lejos de cualquier pueblito y en medio de la noche y de las milpas. 

De pronto, los exaltados caballeros se abalanzaban sobre ella o caminaban más rápido o le gritaban hasta que lograban alcanzarla y en ese momento ella volteaba solo para mostrar su ¡enorme cabeza de caballo que tenía adherida en donde tendría su cabeza humana! Ellos morían del susto, se desmayaban, se caían sobre las nopaleras o simplemente salían despavoridos. Esos espíritus demoniacos  y en pena son buenos por eso, le ponen un alto hasta los hombres más imprudentes, y valla que muchos necesitan eso... 

El ánima esa sigue apareciéndose por la zona y me han dicho que ya por muchos lados más, el centro histórico por ejemplo... Por eso queridos, cuando salgan después del table, no se vayan con la primera que encuentren afuera, porque no sabrían si es una mujer normal o tiene una cabeza de caballo...

Los quiere su tía Cecilia, buen domingo. 

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