miércoles, 24 de septiembre de 2014

En la columna de la Archiduquesa...

El año nuevo judío...

Hoy mis queridos, he decidido escribir sobre un tema a escondidas de mi católica tía, y es que ustedes la ven muy agradable cuando hablamos de temas del día a día y más si es de televisa o la Rosa de Guadalupe, pero nada más le tocan temáticas medio... cómo decirlo... alternativas, y se pone cual demonio poseso de un alma sacra. Me refiero a mi querida y adorable prima condesa. Mi prima Alma María, quien se encuentra en tierra santa desde hace meses, por estas fechas decidía celebrar las tradiciones de su padre, me refiero al año nuevo judío y ya se imaginarán como la tía reaccionaba. 

Y es que muy poca gente lo sabe, pero en la Nueva España existió gran población judía y criptojudía durante el siglo XVI. Muchas familias Sefaradím, españolas y portuguesas vinieron a estas tierras huyendo del yugo de la Santa Inquisición. La más famosa de estas familias fueron los Carvajal. Don Luis (padre) casóse con doña Francisca y tuvieron cuatro hijos: don Luis, don Gaspar, don Baltazhar y doña Mariana. Luis, Baltazhar y Mariana crecieron en casa de sus padres y fueron educados bajo su verdadera fe, la ley muerta de Moisés; mientras que Baltazhar fue metido desde niño al convento de Santo  Domingo de Guzmán para aparentar ante la sociedad de la Ciudad de México una vida católica y mocha como la de mi tía.

Así es mis queridos plebeyos, la familia Carvajal era judaizante y habían llegado de Portugal huyendo de las tragedias y estragos de los cuales eran objeto por no creer en Nuestro Señor Jesucristo Redentor.  Así pues, la familia Carvajal fue parte de una red secreta de judíos que habitaron la Nueva España sin que la Inquisición lo notara, incluso don Luis padre, con apoyo de S.M el Rey de España fundó Monterrey en el Nuevo Reino de León.

De esta manera es que mi querida prima condesa de Monterrey, es descendiente de los Carvajal y lleva en su sangre aquel apellido. Por eso cada año por estas fechas celebraba en secreto su ritual de año nuevo, mi tía nunca lo supo cuando vivíamos en el siglo XVIII, pero ahora en esta modernidad, cuando se enteró, ya quería exorcizar a mi pobre prima Alma María con la botellita de agua, la "apocalíptica" que algunos de ustedes conocen. Ay pobre de mi prima condesa, ella que culpa tiene, tan alejada de toda la bondad. 

En fin, cada año mi prima hacía una cena con pescado, que es el platillo principal ya que se recuerda que uno, por sus acciones, tiene que ser como la cabeza del pescado y no como la cola. Otra cosa que se come en la cena son cosas dulces; la granada, la miel y la manzana son típicas de esta fiesta, que recuerda lo dulce y mieloso que se desea para el próximo año, tienen que ser redondas para recordar el término e inicio de un ciclo.

Así es mis queridos plebeyos, hoy miércoles 24 al despuntar la primera estrella en el cielo, inicia el nuevo año judío con cenas  festejo. En esa lengua se dice Shaná Tova, felíz año creo... Pero ya dejaré de escribir que ya viene mi tía en camino y no quiero que se le vaya la boca o se le caiga el cuajo. Después les contaré el trágico final de los Carvajal....

Los quiere, su amiga la archiduquesa del Valle.

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